Aspecto intelectual: el juego activa una serie de funciones que influirán en sus aprendizajes posteriores, pues le permite representar mentalmente la realidad. En el juego los niños y niñas aprenden a planificar. Evaluar, preguntar, descubrir, sacar sus propias conclusiones y resolver problemas. Además el jugar aumenta su curiosidad y deseo de aprender sobre el medio que los rodea. En este sentido se logra desarrollar habilidades básicas como el lenguaje, la percepción visual y auditiva, la atención y la coordinación motora fina y gruesa.
Aspecto emocional: al ser capaces de actuar con autonomía, pueden desarrollar confianza en sí mismos, autocontrol y habilidad de cooperación con los demás. Así mismo, el juego les permite expresar sentimientos, conflictos, descargar sus emociones de manera positiva y dar escape al temor, la tensión y la agresividad. Como actividad creadora, promueve la estabilidad emocional brindando satisfacción, confianza, promueve la estabilidad
Aspecto social: pone en contacto a los infantes con las normas y los valores culturales y morales. A través del juego aprenden a relacionarse con los demás, aceptando sus diferencias y desarrollando la capacidad de llegar a acuerdos. Además de que les permite conocerse a sí mismos, a los demás y al mundo que los rodea, al ir experimentando con su entorno.
Aprendiendo juntos-colorea 2 1ª ed.-
Venezuela: Santillana S.A., 2007
Material auxiliar de enseñanza
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